CENTRAL DE PROAZA. VAQUERO PALACIOS ARQUITECTO
En el año 1964, se me planteó el resolver arquitectónicamente todo lo referente al nuevo salto en proyecto: EL Salto de Proaza.
Para esta obra no tuve más premisas que en lugar de emplazamiento de la Central y las que se deducían de las exigencias funcionales. No existía proyecto ni obras establecidas de antemano y en consecuencia obligatorias.
El compromiso era tan maravilloso como arriesgado.
Nada hay más difícil que poder hacer lo que uno quiera.
El emplazamiento del Salto de Proaza, me traía recuerdos inefables.
Cuando yo tenía apenas 8 años de edad, mi padre había comenzado ya los estudios y trabajos preliminares para la realización de su proyecto para el Salto de la Malva en Somiedo.
Para ello hacía frecuentes viajes a Saliencia y de allí al páramo en donde realizaba estudios y aforos.
De tanto y advirtiendo mi amor incipiente a la naturaleza, me llevaba algunas veces en sus excursiones de trabajo, con la consigna de “no preguntar nada”.
Llegábamos a Proaza y yo me quedaba extasiado de la belleza de aquellas montañas de caliza blanco, con laderas plegadas y aristas en la roca. Allí dejábamos el coche primitivo y acomodados en una plataforma abierta, del pequeño tren carbonero, mi padre y yo acompañados de dos ayudantes que llevaban los aparatos de medida, viajábamos hasta Teverga, solamente a escasos kilómetros de distancia, pero esa distancia la recorríamos por la vía férrea que discurría por la ladera vertical en la garganta de Peñas Juntas entrado y saliendo alternativamente, atravesando por cortos túneles los pliegues de la roca.
Siempre guardé ,imborrable ,este recuerdo y al concebir el edificio central para Proaza, sin necesidad de proponérmelo llegué a una solución de fachadas en cierto modo remedo de las paredes rocosas.
La estructura portante de hormigón armado se reviste totalmente, incluso en la cubierta, con piezas laminares prefabricadas in situ.
Aparte de la arquitectura propiamente dicha, hube de proyectar en el interior las carcasas para los alternadores, armarios, pupitres y mesas para los mandos, y demás dispositivos y muebles en el Cuadro, que situado en uno de los extremos domina todo el interior diáfano de la Sala de Máquinas.
A lo largo del costado opuesto a los alternadores, monté una series de seis pinturas murales con esquemas inspirados en motivos eléctricos y dominando toda la Sala otra gran pintura mural representando un campo magnético
En uno de los muros testeros, al exterior de la Central ,como ornamentación se montó un gran panel compuesto de dieciséis relieves, interpretaciones esquemáticas de otros tantos signo de la antigüedad que se refieren al hombre y a la naturaleza. Han sido realizada en hormigón ,en piezas de 2,00 X 2,00m. y fijados con anclajes y empotramiento en el muro, con vuelo o estaque de 0,50 m, sobre el parámetro general.
La Central deja a sus costados dos extensos espacios, uno de ellos destinado a Subestación de Intemperie.
En el espacio opuesto, se ha trazado una pista de circulación y aparcamiento, y en lugares convenientes se han dispuesto basas o plintos sobre los que se instalaron, a modo de piezas de arte, algunas viejas máquinas auxiliares, en desuso, como homenaje y recuerdo.